El avellano europeo sigue imparable

Con una producción récord que alcanzó las 20 mil toneladas este año, nuevas variedades y cerca de tres mil hectáreas plantándose al año, el frutal se extiende con fuerza desde Biobío al sur. 
 
No es novedad que el avellano europeo está de moda. Pasó de ser casi un desconocido a transformarse en uno de los frutales que más crecen en superficie en el país. Solo en la última década tuvo un aumento de ocho veces, llegando a 13.108 hectáreas en 2016, de acuerdo con los datos del Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren), aun cuando en el sector aseguran que el avance es mayor, que se están plantando unas tres mil hectáreas al año y que en 2030 se alcanzarán las 30 mil hectáreas.
El furor por este fruto seco también se refleja en las ventas de plantas. Entre 2014 y 2015 fue el frutal más vendido en el país, según número de plantas, con un total de 1.324.114 unidades en 2015. Los viveros aseguran que ya tienen vendida la producción del próximo año y parte de 2019, impulsados por un creciente interés en las regiones del Biobío, Los Ríos y Los Lagos, además de las áreas donde hoy se concentra la mayor parte de las plantaciones: Maule y La Araucanía.
Este año, además, la producción nacional marcó un récord, al sumar unas 20 mil toneladas de fruta limpia -avellanas sin cáscara- debido a las buenas condiciones climáticas de la primavera del año pasado y el adelanto de entre una y tres semanas en las cosechas, dependiendo de la zona productora, que aseguró una buena calidad de la fruta al no registrarse lluvias ni hongos.
Esa cifra representa un alza de 22% respecto de la temporada pasada y es solo la primera señal de un salto que se acentuará en los próximos años, en la medida que entren en plena producción los nuevos huertos.
“Es difícil abrir el número de este año para entender si fueron más rendimientos de huertos adultos o si en parte se debe a huertos que entraron en producción. Tenemos que analizarlo con más calma, pero si en cuatro años más llegamos a las 30 mil hectáreas, implica que dentro de 12 años vamos a hablar tranquilamente de una producción en torno a las 70 mil toneladas por temporada”, proyecta Eugenio Ulrici, gerente de AgriChile, del grupo italiano Ferrero, tomando en cuenta que el avellano empieza a producir al cuarto año y alcanza su plena producción al octavo año.
Además de los bajos requerimientos de mano de obra y de ser apto para las condiciones climáticas de varias regiones del país, uno de los elementos que más llaman la atención de los productores a la hora de elegir las avellanas europeas es la mayor rentabilidad que ofrecen frente a los cultivos tradicionales y la opción de suscribir un contrato para la compra de la fruta con Ferrero, prácticamente el único poder comprador que existe hoy en el país.
Sin embargo, ese factor también es visto como uno de los riesgos a largo plazo para el frutal, aunque en la medida que Chile aumente sus volúmenes de producción, se espera que lleguen otras multinacionales, a las que algunos productores ya están saliendo a buscar.
Pocos compradores
Aunque los productores, asesores y viveristas reconocen que el boom del avellano europeo no habría ocurrido en Chile sin la llegada del brazo agrícola de Ferrero, coinciden en que la existencia de un solo poder de compra es uno de los riesgos a la hora de entrar en el rubro, ya que los italianos -considerando la cosecha propia y lo que adquieren- manejan alrededor del 98% de la producción nacional.
Jaime Armengolli es el dueño y gerente comercial de Agrícola La Campana, que produce pasta y harina de avellanas y avellanas tostadas en Longaví, en la Región del Maule. Es casi el único poder de compra alternativo a AgriChile que opera en forma estable en el país y comenta que algunos productores guardan una parte de la producción para su empresa, para asegurar que no quede un solo actor en el mercado.
“Hay un mercado para productos elaborados en base a avellanas, pero se maneja con códigos muy distintos. Nosotros hemos ido creciendo lentamente y es un mercado que se puede desarrollar, pero toma tiempo, porque existen distintas calidades y tienes que validar tu producto, lo que toma algunos años”, explica, como una de las alternativas para diversificar la comercialización.
Entre las razones que explicarían el que hoy no lleguen otros grandes compradores de avellanas a Chile -como Cadbury u otras chocolateras, que también son actores fuertes en el mercado global- es el alto precio que Ferrero paga a los productores, el que sería alrededor de US$ 1 más alto que el valor del mercado spot internacional.
“Ellos, como usuarios finales, pueden pagar un precio distinto al que compra para revender o comercializar. Es un valor más alto que el commodity, pero tampoco es mucho más, y ese precio tiene una relación con el que les costaría comprarle a terceros”, plantea Jaime Armengolli.
Por su parte, Eugenio Ulrici detalla que el interés por cerrar contratos con AgriChile ha ido al alza y detalla que ya tienen contratos a largo plazo con unos 140 productores en el país, los que esta temporada obtuvieron mejores precios.
“En el caso de los productores que han suscrito contratos de suministro con nosotros, el valor estuvo en torno a US$ 3,88 por kilo para la variedad tonda di giffoni y de US$ 2,98 para la Barcelona, para la fruta seca y limpia en cáscara”, dice, y añade que para la compra en el mercado spot, los valores de esta temporada fueron cercanos a US$ 3,62 para la giffoni y US$ 2,7 en la Barcelona.
Nuevas zonas y variedades
Nicholas Rohm es alemán y llegó hace 17 años a Chile. Junto a un grupo de cuatro amigos, con el nombre de Hanusa Chile, en 2009 comenzó a plantar avellanos europeos en las cercanías de Gorbea, en La Araucanía. Partió con 45 hectáreas y actualmente suman 120 hectáreas en esa zona y otras 120 en la comuna de Los Lagos, las que han ido aumentando en forma paulatina y a la que agregarán otras 60 hectáreas este año.
Aunque partieron plantando las variedades que más se conocían, tonda di giffoni y Barcelona, en la expansión de los últimos años han comenzado a plantar variedades nuevas, casi todas desarrolladas en Oregón, Estados Unidos.
“Cuando partimos, nadie sabía mucho de variedades. En 2011 fui por primera vez a Oregón y decidimos probar algunas variedades de la Oregon State University, porque no queríamos poner todos los huevos en el mismo canasto. Fui uno de los primeros en plantarlas en Chile”, recuerda Nicholas Rohm.
Comenta que una de esas variedades es la yamhill, que le ha dado buenos resultados en estos cinco años y que en 2016 envió de muestra a Munich, con la idea de exportar avellanas sin cáscara directo a Alemania, algo que espera concretar la próxima temporada.
Dentro de la nueva oferta de avellanos europeos, los viveristas aseguran que yamhill es la que más se está plantando, especialmente en la zona sur, donde existe un creciente interés por entrar al rubro y la giffoni no tendría tan buenos resultados como en la zona central.
“En el caso nuestro, donde producimos plantas para mil hectáreas, fácil el 75% corresponde a yamhill y el resto a variedades que la complementan en polinización. También hay algo de jefferson, que es más tardía, para zonas más frías, y se está probando”, explica el gerente de la división sur del vivero Grupo Hijuelas, Jorge Mohr.
Como también son productores -de hecho, alrededor del 20% de la producción de plantas es para autoabastecerse-, Jorge Mohr proyecta que la zona del Biobío tiene el mayor potencial para seguir creciendo, aunque también Los Ríos y Los Lagos.
“La VIII Región va a crecer mucho, por condiciones de agua, clima y variabilidad de suelos, y diría que es la que más ha crecido últimamente, mientras que la IX ya tuvo su peak. El sur va a empezar a tomar vuelo, porque había tenido pocas alternativas, pero se han dado cuenta de que las hay”, proyecta.
 
Los planes de AgriChile
Aunque a fines de este año AgriChile ya sumará 4.200 hectáreas de huertos propios en el país, sus planes son agregar otras 300 hectáreas en el sur de la Región del Maule y 300 más en el norte de la VIII Región.
Además, Eugenio Ulrici comenta que están evaluando la opción de extender sus plantaciones en la zona sur, alentados por el fuerte interés de otros productores por esa área, aunque todavía no tienen un proyecto concreto.
“Pensamos en la zona más al sur de Temuco, en Valdivia u Osorno. Normalmente, era AgriChile quien empezaba a plantar y luego los productores lo seguían, pero ahora ha sido al revés”, asegura.
De acuerdo con esos planes, otra de las decisiones que deberá tomar la empresa a mediano plazo es ampliar la planta de descascarado que tienen en la VII Región para absorber el mayor volumen que habrá en el mercado o instalar una nueva planta, más al sur.
“Es una decisión logística que tendremos que tomar más adelante, si ampliarnos en el Maule o acercarnos más a donde está el volumen de fruta y abrir una segunda planta, porque la actual tendrá su capacidad copada dentro de cuatro a cinco años”, explica Eugenio Ulrici.
 
Por ahora, lo más cercano es la ampliación que realizarán en la planta del Maule, a contar del segundo semestre, en la que duplicarán la capacidad de descascarado, ya que -a pesar de que solo tiene dos años de funcionamiento- se había convertido en un cuello de botella para procesar la fruta.

 
DATOS:
_ 70 mil toneladas de avellanas llegaría a producir en el país en los próximos 12 años
_ 1.324.114 plantas de avellanos vendieron los viveros en 2015.
_ US$ 3,62 el kilo de giffoni y US$ 2,7 el de Barcelona se pagó en el mercado spot
_ 8 veces aumentó la superficie en la última década
_ 3 MIL hectáreas se estarían plantando al año
_ US$ 3,88 por kilo de variedad giffoni y US$2,98 por Barcelona pagó AgriChile a los productores con contrato
 
 
Fuente: Paloma Díaz Abásolo, Reportaje El Mercurio.

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