Observación, datos y mapas para Tarapacá

Huatacondo es de los poblados que no queremos escuchar en la radio apenas notamos que las nubes cubren la precordillera y el altiplano.
Ubicado entre los cerros Amaculla e Higuerita, en invierno es un apacible Oasis, en verano y con la actual situación meteorológica, es el candidato ideal para verse afectado por flujos de detritos, deslizamientos o caídas de rocas, gatillados por las precipitaciones.
El caso de Huatacondo, lamentablemente no es aislado y por su situación geográfica, se repite en decenas de poblados donde hace años, la historia de lluvias, aislamiento y pérdidas agrícolas redunda.
La culpa no es sólo del cambio climático y del ser humano que confiado se instaló entre quebradas donde la lluvia y un suelo pobre en vegetación, creando el binomio perfecto para causar desastres y emergencias en la región, sino que también se suma la ausencia de datos que permitan armar una red de prevención y contención, donde muchas veces ni desde Iquique se conoce con certeza lo que está ocurriendo hacia la cordillera.
Sobre esto último, un dato ilustrativo. Para abarcar los 42 mil metros cuadrados de superficie regional existen solo tres estaciones meteorológicas públicas en línea.
Esta falta de instrumentos necesarios para efectuar un monitoreo adecuado en tiempo real, no permite anticiparse ni reaccionar a tiempo ante eventos hidrometeorológicos en la región, los cuales se prevé serán cada vez más recurrentes.
¿Qué hacer? La situación no es sencilla, pero no por eso determinante. Gracias al financiamiento del Gobierno regional de Tarapacá, en el Centro de Información de Recursos Naturales, CIREN, estamos recorriendo toda la región, con el apoyo además de imágenes satelitales, para zonificar el riesgo antes inundaciones y remociones en masa, considerando la vulnerabilidad y exposición regional. El objetivo es generar instrumentos que alerten frente a áreas de peligro y proyectar la planificación del territorio para que sean  excluidas de la expansión urbana o de la producción agrícola, permitiendo adoptar políticas públicas que fortalezcan la inversión.
Pero los beneficios de un trabajo como éste, serán inútiles si queda solo en lo descriptivo. Este estudio debe ser el primer paso para la creación de una robusta red que permita la cooperación público – privada con la ampliación y diversificación de las técnicas de monitoreo.
Llegó la hora de actuar para que los desastres en la región no se conviertan en un episodio tradicional del verano. Dejemos que Hutacondo haga noticia por otros hechos; como las campañas para la limpieza de quebradas, la educación para el reconocimiento de posibles riesgos, y el uso de infraestructura de mitigación.
Tarapacá debe aprender de sus catástrofes y convertirse en un ejemplo duradero de gestión.
Daniela González
Gerenta de Gestión Estratégica, Producción y Desarrollo, CIREN
 

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