La directora del Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN), Katherine Araya, entregó un completo análisis sobre la situación del suelo en Chile, en el marco de la discusión del proyecto de Ley Marco de Suelos.
La intervención apuntó a respaldar técnicamente la urgencia de contar con una legislación que proteja y regule este recurso natural no renovable. “La degradación del suelo alcanza al 56% del territorio nacional. Sólo en el Maule se pierden anualmente cerca de 7 millones de dólares debido a suelos degradados”, advirtió Araya.
Durante la exposición, la directora reveló cifras basadas en los estudios más recientes de CIREN: sólo el 1,6% del suelo chileno corresponde a clases 1 y 2, consideradas las de mayor aptitud agrícola; en regiones como Valparaíso, el 28% de los cultivos se realiza en suelos no aptos para cultivo (clases 5 a 8), incluso algunos destinados originalmente a vida silvestre.
Por otro lado, en comunas como Panquehue, el 45% de las plantaciones frutícolas están en suelos clase 8, el más bajo en la clasificación agrológica. Estos antecedentes se suman a la preocupación por el aumento de parcelaciones rurales y la presión sobre ecosistemas frágiles.
Por su parte, el equipo técnico de CIREN, liderado por el Dr. Juan Pablo Flores, jefe de la Unidad de Recursos Forestales y Noelia Tastets, como gerenta de Investigación y Desarrollo, presentaron además un indicador nacional de pérdida de suelo basado en la ecuación RUSLE, adaptado con datos satelitales e históricos desde los años 60. Esta herramienta permite, a escala distrital, identificar zonas críticas, evaluar impacto de políticas públicas y orientar futuras inversiones en restauración.
“Un suelo tarda más de 30.000 años en regenerarse. Por eso decimos que es un recurso no renovable en la vida humana”, enfatizó Araya, subrayando la urgencia de avanzar en una ley que incorpore criterios de sustentabilidad, monitoreo y trazabilidad.