En la Jornada de Conaphi, se presentaron las conclusiones del Informe de Naciones Unidas sobre este ámbito destacando que el foco importante es el estado de los acuíferos subterráneos dada la incertidumbre que hoy existe en torno a la capacidad de recuperación de estos.
Con la presencia de destacados exponentes del ámbito académico y científicos, además de representantes del sector público se realizó en Santiago de Chile la XXVIII jornada de trabajo del año 2024 de Conaphi, cuyo lema fue, “Ciencia y Seguridad Hídrica en Chile”.
En la ocasión se destacó la importancia de la “Democratización de la Información”, ya que tal como señaló la directora ejecutiva de Ciren, Katherine Araya Matus:
Así también, se realizó la presentación conjunta de las principales conclusiones y recomendaciones del Informe a las Naciones: Seguridad Hídrica en Chile. Trabajo financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y que contó con la participación de 60 investigadores/as chilenos/a y estuvo a cargo de la Dra. Camila Álvarez Garretón y el Dr. Juan Pablo Boisier Echenique.
Se entregó también el Premio “Andrés Benítez Girón 2024” a la trayectoria de investigadores/as destacados/as del mundo académico vinculados a la educación, ciencia y tecnología en recursos hídricos y recayó en la Dra. Paulina López Alarcón; el Premio “Guido Soto Álvarez 2024” que reconoce el trabajo de profesionales sobresalientes en la gestión sustentable del recurso hídrico, se entregó al Dr. Gino Casassa Rogazinski; y por último se entregó un reconocimiento póstumo al Ing. Horacio Merlet Badilla.
En relación con el tema planteado en estas Jornadas, como es el rol de la ciencia en la seguridad hídrica, Carmen Copier, secretaria general de CONAPHI-UNESCO Chile, recordó que “en 2014 nuestro Comité realizó una recopilación de los antecedentes de todas las instituciones que recibieron fondos públicos para investigación durante el periodo 2000 – 2013, estudio que arrojó que un 0.033% del PIB se invierte en investigación en temas de recursos hídricos.
Luego, para ver la tendencia en inversión de fondos públicos en recursos hídricos, se extendió el periodo a 18 años, y sorprendentemente la cifra no cambió. CONAPHI Chile espera cada dos años entregar este reporte ya que, como órgano asesor de Gobierno, es nuestro deber aportar con esos datos relevantes, sobre todo para los tomadores de decisiones”.
En esta ocasión, y para dar contexto a la discusión del rol de los científicos e investigadores en las diversas temáticas del agua, expertos del CR2 compartieron con la audiencia los resultados del “Informe a las Naciones Seguridad Hídrica en Chile: Caracterización y perspectivas de futuro”.
Un elemento innovador de este dataset es que se hizo una construcción histórica y evolución, con valores a escala nacional, de los usos consuntivos de agua en Chile, separados por distintos sectores desde 1960 a la fecha, “y básicamente lo que nos muestra la estimación es que aproximadamente hemos duplicado la demanda consuntiva de agua en estos últimos 60 años, producto de la evolución socioeconómica de Chile, acompañado de mayor demanda, donde los sectores agrícola y silvícola son muy importantes, en particular el sector forestal ha aumentado esta demanda, sobre todo desde los años setenta en adelante”, explicó el climatólogo y parte del equipo de CR2, Juan Pablo Boisier, quien puntualizó que esta estimación de uso es completamente independiente de los derechos de aprovechamiento de agua.
Por su parte, la hidróloga Camila Álvarez Garretón, aclaró que la primera parte del estudio era la generación de datos necesarios para hacer la evaluación, y luego llevar el estudio a la escala de cuenca y ver este indicador de estrés hídrico, y cómo se observa su evolución en el tiempo. Y de las conclusiones obtenidas recalcó, primero, que un foco importante es el estado de los acuíferos subterráneos dada la incertidumbre que hoy existe en torno a la capacidad de recuperación de estos.
“Haciendo un ejercicio con una proyección tendencial de usos, vemos que van a continuar los descensos de los acuíferos, y hay gran incerteza en cuanto al tiempo que tenemos hasta que, en el caso eventual, se agoten las reservas de nuestros acuíferos. Pero los impactos en seguridad hídrica ocurren desde ya, porque los descensos de los niveles de acuíferos tienen altos impactos, sobre todo en las poblaciones rurales, que dependen de pozos someros para el abastecimiento de agua potable, por ejemplo”, dijo la hidróloga del CR2.
“Entonces, tenemos impactos socioeconómicos importantes, impactos de los ecosistemas, y un dilema que debiéramos abordar es un tema intergeneracional. El hecho de nosotros estar utilizando el agua subterránea a una tasa mayor a la que se está recargando, implica que las reservas están disminuyendo. Estamos usando ahorros para solventar usos permanentes, y esos ahorros no van a estar disponibles para generaciones futuras. Si bien van a tener un país más desarrollado, van a tener menos ahorro en términos de acuífero. Y eso es algo que también debiéramos conversar y evaluar”, aseguró Camila Garretón.
En concreto, los investigadores de CR2 concluyeron que en temas de seguridad hídrica destacan el que “los distintos instrumentos, desde lo más macro hasta lo más sectorial, contemplan los objetivos de seguridad hídrica, así como la estrategia climática de largo plazo, en donde se ve que el objetivo es promover seguridad hídrica para consumo humano, saneamiento, provisión de agua, etcétera, tiene una meta específica que define que el próximo año se debiera contar con una definición de seguridad hídrica. Y eso se recoge en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, que son compromisos climáticos nacionales establecidos por los países en el marco del Acuerdo de París), y se establece para la misma fecha la misma meta, una acción que tiene que ver con la implementación de un indicador de seguridad hídrica que permita ir evaluando el progreso en términos de este concepto de seguridad hídrica”.
“La bajada al plan sectorial de recursos hídricos recoge la seguridad hídrica como parte de su objetivo general, que se plantea de forma diferente, pero apunta a la seguridad hídrica, a promover la resiliencia del sector de los recursos hídricos y, en particular, los objetivos específicos se establecen como definir medidas y acciones para aumentar la seguridad hídrica en los distintos territorios. Entonces, se recoge bien el término de seguridad hídrica transversalmente en todos los instrumentos”.